La Rana de Kioto y la Rana de Osaka
Un Cuento de Asia (¡de Japón, para ser más concretos!)
Mukashimukash (érase una vez) dos ranas que vivían en el país de Japón. Una rana vivía en una acequia cerca de la ciudad de Osaka, en la costa del mar. La otra rana vivía en un pequeño arroyo que atravesaba la ciudad de Kioto.
Las dos ranas vivían muy lejos la una de la otra y nunca se habían visto, pero un día, ¡ambas tuvieron la misma idea en el mismo momento! ¡Ambas ranas decidieron que querían ver el mundo!
La rana que vivía en Kioto quería visitar Osaka y la rana que vivía en Osaka decidió viajar a Kioto. Así pues, una mañana ambas se pusieron en camino por la carretera que conectaba Kioto y Osaka, una por un extremo y la otra por el otro. Fue un viaje largo, más aún para una rana, y ambas estaban muy cansadas.
A medio camino entre los dos pueblos había una montaña que debían escalar. A cada rana le tomó muchos, muchos saltos llegar a la cima. Cuando finalmente alcanzaron la cima de la montaña, ¡ambas se sorprendieron al ver a la otra allí!
Las ranas se miraron unos instantes en silencio y luego empezaron a hablar con entusiasmo, contándose sus aventuras. Fue una maravilla descubrir que ambas tenían el mismo deseo: ¡descubrir más lugares de Japón! Como ninguna de las dos tenía prisa, decidieron tumbarse en un lugar fresco y húmedo para descansar bien antes de continuar con su viaje.
“Es una pena que no seamos más grandes”, dijo la rana de Osaka cuando se despertó. “Si fuéramos más altas podríamos ver ambos pueblos desde la cima de esta montaña y decidir si vale la pena seguir con nuestros viajes”.
“Tengo una idea”, respondió la rana de Kioto. “Si las dos nos levantamos sobre nuestras patas traseras y nos sujetamos una a la otra para mantener el equilibrio, entonces seremos lo suficientemente altas como para ver las ciudades a las que queremos ir”.
Las ranas se pusieron de pie y estiraron su cuerpo tan alto como pudieron mientras se abrazaban con fuerza para no caer. La rana de Kioto volvió su nariz hacia Osaka, y la rana de Osaka volvió su nariz hacia Kioto… pero las ranas se olvidaron de que, al levantarse, sus grandes ojos estaban en sus nucas. Con su nariz apuntando al pueblo que querían, sus ojos apuntaban hacia el pueblo de donde venían.
“¡Qué gracioso!” gritó la rana de Osaka, “Kioto es exactamente como Osaka. Ciertamente no vale la pena un viaje tan largo. ¡Volveré a casa!”.
La rana de Kioto dijo: “Si hubiera sabido que Osaka era una copia de Kioto, ¡nunca habría viajado hasta aquí!”.
Mientras hablaban, las ranas se dejaron caer sobre la hierba y se despidieron para volver a sus hogares. Hasta el fin de sus vidas, las ranas creyeron que Osaka y Kioto, que se ven tan diferentes como lo son dos ciudades, ¡eran tan parecidas como dos gotas de agua!
Adaptado por Dana Stewart de múltiples fuentes, incluyendo esta y esta.
Nota para Padres/Cuidadores: Las ranas son personajes habituales de los cuentos populares de todo el mundo. Esta historia, que proviene de Japón, trata sobre una rana de Kioto (capital cultural) y otra de Osaka (centro de comercio). Si usted y [Child] intentan identificar las similitudes y diferencias de los lugares que visitan, le ayudará a comprender que también las personas son iguales (y diferentes) en todo el mundo.
¿Cuántos saltitos?
Materials
- Ninguno
Instructions
- Leamos la historia de “La Rana de Kioto y la Rana de Osaka”.
- Vayamos afuera e imaginemos que un punto es Osaka y otro Kioto. Podemos imaginar esos puntos en un árbol, un buzón de correo o una farola.
- Ahora, demos saltitos entre nuestras dos ciudades imaginarias. ¿Cuántos saltitos necesitaremos dar para llegar de una ciudad a la otra?